martes, 4 de septiembre de 2018

EL EXTRAÑO

 A Mónica.

Extraño como un vaso en una escalera. Cuando la noche nos devuelve la pregunta como una presencia externa, entiendo que nuestro error tiene pureza. Y si despierto otra vez en la noche y te contemplo ajeno, como los objetos movidos por un niño, y pienso que he tanteado todas las respuestas, tú te giras y me sonríes con un ojo, inflamando la poesía. El aire parece trasparente entre nosotros. La pared es la misma por dentro que por fuera. Sigo buscando el lugar donde tu mano sea mi mano, donde el fracaso posible tenga su encuentro, su pozo de besos, su fatal. Por qué no siento el mar. Por qué no siento septiembre como debiera, por qué este olmo crece sin tronco. El tiempo nos ha dado un lenguaje de gestos que a veces cortan y a veces chupo con el ardor de un beso. Desde las ruinas del tiempo, insisto en el instante del temor. Temo despertar y no sentir la perplejidad del mundo sobre la cama.

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