miércoles, 14 de septiembre de 2022

LA COMPLEJIDAD

Ser y no ser resultan ser la vida

Pablo Neruda.

El IVA le da fondo a los números. Hay que darle gracias a los ojos porque contradicen las palabras. Tenemos, por fortuna, lo complejo por destino. La complejidad nace del tiempo del cambio que lleva dentro la semilla de las cosas. El llanto acabará formando versos y hasta la roca, con su estoico calendario, da pétalos de arena. Somos el anhelo que nos mueve, la sangre que bombea un carmín inapresable. Chorros de labios a la deriva, analíticas que marean al marino, ay, porque lo complejo suele ser paradójico. Otras veces simple como el agua, como la inercia del cordel y los horarios. No hay confusión en lo complejo, nadie se lleva las manos a la vigilia cuando el sueño nos lleva a la pesadilla después de polucionarnos. Dormir es así de claro. La complejidad está, habita en el cada uno, en aquello que no sabemos, y en lo supuesto, y en lo sabido. En la vida africana del hambre. En el exceso del hombre. Hay en cada átomo una mano misteriosa, un después que no hubo antes, un tajo que decapita la ternura. Complejo no quiere decir posible -hay cosas que nunca serán sin la poesía-, pero donde hay química fluye el caos y la sabiduría cierra la puerta en su libro particular. Se la ve mirando por las ventanas el pasar de lo imposible. Qué brutos son los cojones y los hippies. Cuántos micelios mueren cuando acelera un coche. Hay que hacerle caso a septiembre con su vaselina de esmaltes. La complejidad, digo, habita en el cogollo de la rosa y en el deseo de quien desea. La perspectiva, compleja distancia, vigila el ADN desde los fractales. Cuánto hay de límite, cuánto de capacidad, cuánto de barrote. Como si vivir fuera un granel donde se cuela el agua, la paja o un garbanzo necesario. La complejidad, con su ascua silente, espera el oxígeno de un capricho para incendiar la llama o extinguirla. El mundo es un cubo de Rubik. Pantalones con dolor de rodillas por un estirón atómico de Albert Serra. Muere Godard, pero nace una nueva especie de mosquito en el suburbano londinense. El tuétano de mis falanges siente las vacuolas de la enea donde poso el culo. Sí, contiene noes pequeñitos, y un aveces entre semana. La complejidad existe y se va, vuelve y se marcha como un recuerdo. Sin sombra, el sol sería insoportable.

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