miércoles, 26 de junio de 2024

EL CAMALEÓN

Como cuando Epi tiraba ya pureta, como la huevera de porcelana y la estilográfica. Como el lametazo en la oreja de una menopausia furtiva. Hay cosas que se van de tiempo, pero sirven, valen, como el vuelo de un camaleón. Los de lo póstumo tenemos que mirar el diccionario porque pensamos que Ida está de vuelta y nos juega la metáfora, pero no. El camaleón es un pájaro que le molaba a Leonardo «questo vive d´aria» por lo visto en la cita. Hostia, pues ya me ha girado un cojón. Arranca con Los juegos de la ira en una pátina entre Kafka y Ayalafrancisco. Una retranca un poco Monterrosa que te deja con un sabor a sutileza en los ojos. Vitale, claro, así se llega a los cien años, como una Hoffmann de lisergia poética porque no hay otra no te jode. Mafalda arrugada por la acidia de los versos. Niña desflecada por el genio de lo ajado. «Un reglamento se posó sobre un tejado»; a mí me la suda que sea un balón porque ya me ha pegado el pelotazo. Es el Diles que no me maten, en femenino, en uruguayo de Cervantes, en residencia de ancianos. Como si alguien le acabara de grabar un documental, con esa tristeza. Donde vuela el camaleón cuenta que lo mejor de los poetas es cuando se olvidan de serlo, cuando se la suda (o como se diga en feminismo). Es escribir bien, que se note y lo parezca. Con ese granito de misterio, ese no enterarse de nada que pasa en las pelis de David Lynch, en el Lorca de las conferencias telúricas o los silencios de Kiarostami. Los géneros se la sudan a Rulfo, a Umbral o Valle. A Sánchez Ron, Merlyn Sheldrake y Richard Feynman. Porque todos llevamos mierdas dentro sin las que el homo siemens que somos no sería el homo sapiens que quiere Linneo. La realidad desborda lo complejo. Como una lengua sin concha que deja regueros de hambre y lametazos a partes desiguales. Mira que no me quiero poner bibliotecario, pero La Celestina, El llano en llamas o Platero y yo, son ejemplos de Zöbel, de brochazos difusos con la ligereza de lo bien pegado, como el sobeteo zorrón que decía antes, creo. El Mairena de Machado, las nebulosas de Ramón o el sueño que va sobre el tiempo en el caballo de Camarón. Claro, Lorca también lo sabía. Pues va, Ida Vitale, y se deshace en rotundo. A veces se pone homérica y nos deja migas de latín para que le sigamos el rastro a su castellano por el sendero del diccionario mitológico. A veces, a voces. A veces susurra. Con el gracejo destilado de los abuelos Jünger, Ida -tan uruguaya ella- estira las i griegas para que suenen a ñoño y no la confundan con algo de jovencita nazi. A veces inquieta. Se crepuscula. Se Cortaza en una cabina donde aporrea los cristales con un pájaro, o una rata, porque ya no miro. En ocasiones, que es más procesal que aveces, le sobran algunas frases. Crea la exigencia que genera la excelencia y se pilla los dedos ella sola, como cuando a Cervantes se le escapa el burro de Sancho. A veces, coge los pasillos y escribe Pasillos metáfora en brisa que arranca así: «En el fondo de la vida lineal de los pasillos crepitan inquietudes [...]». Sigue más, pero a mí es que me sobra todo cuando me cago. Vale ya, «dale una hostia hombre» que decía Alfredo Landa al legionario. Decía, que a veces me apezono, le corto el rabo a la lagartija del relato y gano pólvora. Qué coño hacía Almudena Grandes cuando su Luisitoeltrepa le dio el Cervantes, porque no se enteró de nada. Vitale saca un elefante del camaleón con la gracia de un desmán. Parece que tiene el barniz de los cuentos de Hoffmann hasta quedar gratinado por el callaquetecuente. Cojonudo ya digo. La paz fraterna: «Las dos viejecitas se odian. Ignoran bulliciosamente el remoto porqué. Como ya están casi fuera del tiempo también ignoran desde cuándo, aunque también ignoren que lo ignoran. Pero recuerdan [...]». ¡Joderrrr! Que llamen al dinosaurio. Ahora que acabo de firmarle el Panero a la Cáñamo, creo que no hay mejor Desencanto que el Desencanto vital de la Vitale. Te tira la emoción a la cara con el descaro de una paloma urbana, con la facilidad del nocabo de un niño, con esa gracia, pero con cien años. Puede que me haya hecho muchas pajas -¡seguro, vamos!-, pero cuando se lleva muchos años dándole al tejuelo, este camaleón te saca los colores y te los cambia. Y los ojos te dan vueltas como una animación de Terry Gilliam.

martes, 25 de junio de 2024

viernes, 21 de junio de 2024

EL DESCARO

Como un parpadeo, a veces tu risa. A veces tu sueño como el tibio sopor de un pecho, como la ternura con que la mariposa se mece en las espinas. Con el bálsamo infantil de las caricias has mecido mi vida. Desnudo, aprendo del temor de los telones; la soledad que tanto me ha arropado se deshace. Desterré la prisa del agua para esperarte. No sé ya muchas cosas ni me importan, ni tengo más motivo que tú para seguirte. Eres mi único. Vacías el vacío que me llena y nuestras manos aún nos aletean. Sabes que miro mi vida en tus ojos. Conoces los matices de mi insomnio, el olor de mis versos, todo. Sabes hasta lo que no sabes de mí. Lo que no sé de ti no importa porque conozco su misterio. Seguimos aprendiéndonos. Me conmueves. Me enseñas el idioma de la ternura, a vivir desde dentro y tocar con la lengua los matices. Desprendes los gestos con que beben los pájaros. Ahora sorprendo a la brisa, a lo mucho que me adoran tus silencios si me abrazas, tanto que te olvidas de ti. Eres hermosa y humana. Te deshaces cuando hablas porque me quieres la mirada. Procuro mancharte de risa y que ignores lo que no importa porque no importa si te preocupa un poco. Me gusta que me cojas del brazo -me gusta mucho cuando me coges del brazo y nos miramos-, para tocar ese algo que no sabemos. El silencio ha perdido incertidumbre y el pasado crece sin alcanzarnos. Continúo en el más hacia el nosotros. Tengo tu mano dentro ¿y me dices que no la suelte? Sigo en la cobardía del tiempo y aguardo su venganza con descaro.

martes, 18 de junio de 2024

martes, 11 de junio de 2024

LA FELICIDAD

"Y sin embargo, sin embargo"

Leopoldo María Panero

Efectivamuerte.

Escéptico por falta de entusiasmo.

Kusturica aquí lo flipa.

Lo que engorda es la o.

Dicen que son de Esperanza Ayuso.

Lo llaman vacaciones para disimular.

Activista de la quietud.

De lo que no le falta va sobrao.

Escribía para resolverse.

Superó la cicatriz con más herida.

La gente ya no mendiga como antes.

Hecha la ley, echa la trampa.

El burro salió de la noria y entró en la puerta giratoria.

Cada complejo con su Asociación.

La traición mejora al espía.

Qué imitación tan original.

Soy feliz y se acabó.