sábado, 10 de agosto de 2024

LA TRISTEZA

La tristeza tiene cara de pez globo. Es el ánimo de las interrupciones. La tristeza tiene razón. Huele a polvo. Sabe a suero. La tristeza mana de la zeta. Estar triste es más alegre que la tristeza, ese manto de luz difusa que nos aplaza. Es una melodía de Gary Jules, un tarareo de nanas y el tiempo furtivo de las fotografías. Es la somnolencia del instante en que daríamoscualquiercosa. La tristeza, con su zumbido de zeta, apaga la luz. Vive en las mejillas de Foster Wallace, Sara Barquinero y José Luis Rey. En las diminutas alas de los insectos se viste de alegría. Se tumba al sol de las piedras que avanzan. Es la resignación del cansancio. La tristeza levanta la cabeza hacia el suelo, no se incorpora ni enciende la luz de la sorpresa. Tiene la belleza del zig-zag. Es el reloj de arena de la vida y la soledad de darse cuenta. La tristeza envuelve, perfuma con su emoción postrera cualquier alegría. Si la observas se ríe. Es la carcajada del tiempo que conocía Donnie Darko y los cantos de ballena de Los niños del mar. Tristeza, belleza, zumo. Zarza, moza, zureo. Es la zeta quien desliza la palabra, quien encaja la calima sobre la frente. Fuma la marihuana de la noche sobre las luces del ánimo. La tristeza es escribir sobre ella y que no te salga. Hablar sin sentir. Sentir sin hablar. Vivir sobre el silencio. La tristeza nace cuando se tiran unas gafas como si fuera el helado infantil de los adultos. Erik Satie armonizaba las zetas del opio con su cálido caracol mojado. Rulfo con su cubilete de voz azteca siseaba los páramos de su memoria. Porque la tristeza es la memoria de la memoria. Ese acordarse del futuro, del fui y el es cansado. La tristeza se escapa de los poemas. Son las pavesas que lloran por los ojos del viento. Es la pregunta. Las cuatro letras de todo y nada. Es la razón que incendia los labios del carmín que nunca chuparás. La tristeza se sienta sobre su zeta y espera. Sabe que las máscaras se rompen con el frío y las medusas volverán a sucumbir sobre la arena. Las playas son tristeza acumulada, como la luz que hipnotiza el universo. Si miras cualquier objeto detenido sientes su tristeza. Es esa pausa. La conciencia del vacío que nos llena y el mayor motivo para no tenerla.

1 comentario:

soyo dijo...

https://youtu.be/NrgcRvBJYBE?si=mjAypKIBBwE-lARs