jueves, 7 de junio de 2012

EL AZUL

"la verbena azul que vive debajo de la roca
es imprescindible"
Juan Ramón Jiménez.


A mi madre.


Desde el azul nace la rosa. Desde el incomprensible nacimiento de la sombra parte la luz. Sabe que ninguna oscuridad puede iluminarle más que la presencia. Y aparece como la mansedumbre a decir aquí me quedo. La mano es la enorme madre, la palabra silenciosa de la penumbra. La mano nace en la infancia sonámbula cuando los quienes y los porqués se confunden. Y en la nebulosa siguiente la poesía bajo las uñas –la mano, la manina, mano manante- imaginando felicidades, gracias y no te vayas todavía. Aun el tiempo se confunde en los lunares de tu espalda. El azul es gigante cuando levanta sus espaldarosas manos llenas de lunares aglutinando las cosas sin importancia. Debajo, pequeños silencios. Ella nunca lo dice porque viene de la angustia. Sabe que el lenguaje nace del hueco que llenaron las palabras. ¿Qué murmuran sus pezones? No se puede enterrar su aroma, ningún viento llevará su axila porque la mano azul –mano manera- es tan antigua como el mutismo que cultiva. Para qué romper la angustia se pregunta, para qué dramatizarlo todo ahora que nadie escribe cartas de amor -tu callas- y en el remanso del mar su gozo. Es la forma azul de decir te quiero, eres mi vida, todo mi silencio.

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