viernes, 15 de febrero de 2013

LA MEMORIA

“Vivimos un tiempo pero habitamos la memoria”
José Saramago.

La memoria es un hilo de luz, es el aceite en el fuego, la conciencia del tiempo. Es la linterna que nos lleva de la mano hacia la risa, hacia el cariño del debería y otras importancias. Es el cuarto de los trastos viejos, las enfermedades y la tristeza. La memoria es triste porque la alegría es emocionada. Uno es recuerdo el otro es sentimiento. El recuerdo es el sueño que se cuenta cuando nos despertamos, la emoción no hay quien la toque porque llorar es un espectáculo. Nos debemos a la memoria y en ella quemamos el presente. Es el prejuicio, el libro, la saliva. Es el cuenta conmigo, el no lo cojas, saber que existe la primavera. La memoria es quien le gira la tuerca al pensamiento, el policía, la tragedia, lo que queda de lo que somos. Es el fuimos, la llaga, el frescor de los helechos y el picor en las piernas. Es un fui, un será y un es vencido que se ríe de Quevedo. La memoria fumiga la sorpresa y sabiéndonos los chistes la vida es un engaño. Por eso nos olvidamos las llaves en casa y borramos las caras del tedio, también existe una memoria olvidada. La memoria es trágica porque hace del olvido un recuerdo. La memoria es un cuchillo invisible que corta lo que quiere y cuando quiere, según nos vaya el día. A veces viene la abuela, a veces la comba del colegio, las hijanías. La memoria es un hilo de luz de cuyas madejas salen ocasos de cromos, pornografía y secretos. Suena a muerte -me moría- a pérdida, a fotografías sin vino, a distancia. En la distancia (ya sabemos) se ve mejor, están los amigos más nítidos y las palabras más calientes.

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