jueves, 12 de septiembre de 2013

EL ANIMAL

"La más profunda originalidad del hombre es la de ser un animal dotado de sinrazón. Efectivamente, no es la razón lo que caracteriza al ser humano, sino la sin razón. Los animales son razonables y jamás hacen nada inmotivado. El irracionalismo, el acto gratuito, el arte, la fantasía, el error, es lo que caracteriza al hombre".
Francisco Umbral.

Cuando llega septiembre el tiempo parece sacado de otro año mejor, como si fuese entrando en su momento y se acoplase de repente. Es como cuando llegas a Barcelona desde Extremadura, como si después de viajarse Europa uno llegara a París. Las emociones parecen volver a su sitio, las madrugadas vuelven a ser lectoras y hasta el DVD, que se negaba en verano, vuelve a funcionar. Ahora se afila la memoria con el grindel de la melancolía y se escriben mejor las ausencias. Haber si te dejas ver el pelo por allí que siempre vengo yo, me dice el otro. El otro soy yo pero de nombre Pablo que viene a llevarse la camisa vieja pero limpia. Pablo viene a modernizar el cante de Camarón con su gracia entre Manolo Caracol y su físico a lo Pollito de California. Viene, decía, al ritual de la camisa que en él suele ser camiseta, holgada y con bolsillo para profundizar en el equipaje de la risa, dejando al mudo de los Marx con tres pares de bocinas. Pablo viene, te duerme el sofá, te come las lentejas y te revienta el buzón con llaveríos. Así llevamos unos años contándonos la vida, queriéndonos interesadamente pero con separación de males. En septiembre, cuando la emoción se balancea en plan justiciero por los albures del folio, aparece. ¡Es él, es él!, escucho a las vecinas cuando llega. Ritualiza la camisa con la soltura animal de los orines, como si fuese un cambio de pellejo, como si se volviese serpiente a lo rápido farywest. Llevamos, digo, unos años con la cosa hasta el punto de que yo ya no soy yo ni mi casa es ya mi casa. Romperse la camisa a lo gitano no está bien porque ni somos gitanos ni está el horno para bollos. Mejor cambiarnos la camiseta a lo fútbol pero en plan higiénico, sin sudar ni nada. Pablo te va convirtiendo como hacen los buenos hermanos. Y con el silencio, el asentimiento y las pieles muertas de su ejemplo uno se da cuenta que no mira igual a los ratones. Cuando viene convierte Baños en una fiesta porque Pablo -¡Es él, es él!- es la sublimación de Hemingway. Y las Termas son las Tullerías y Pichuco´s el Arco del Triunfo. Así que cuando se va se tiene el ansia adolescente de leer para ver si poco a poco uno se va convirtiendo en alemán –qué tal ese Perico, me dice- y puedo corresponder, alguna vez, a tanto derroche. Y nunca puedo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cadadia te mejoras mas animo machote un beso