viernes, 2 de mayo de 2014

LA MEMORIA

El músculo pesa como una tarde de sueño y alguien pisa tu cansancio. En esa fiebre de polvo –tos y lejanía- se acaba la claridad. Alguien se parece a ti, el parentesco de aquel dibujo que nunca serás. Soledad tras soledad hasta la desolación, esa limpieza de la memoria. La lluvia muestra más de lo que luce. Viste el eufemismo con la prisa del deseo. Lloramos cuando la palabra se agota –los niños somos así- cuando las razones de mi casa ya no sirven, cuando la farsa de los relojes se para el músculo se tensa. Pierdo el calor y las calles raspan. Las rapaces caen en picado sobre jirones de asfalto caliente. El crimen llena las bocas, el hambre sacia la sed. No quiero jugar a la culpa y no pienso volver a la nada. Hay líneas sin retorno, lugares donde se toca la sombra con los dedos.

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