Con el Canto cósmico
empieza a entenderse. Francisco Contreras se pone un poco Godard.
Está buscando la orilla donde sembrar el huerto. Hoy, con la
Internet, el euro se cultiva en cualquier parte, por eso no se va del
pueblo. Elche degeneró con el Turismo a un busto con ensaimadas. Los
ilicitanos han perdido el palmeral por el picudo rojo de la espalda
guiri que solo pide cerveza. Fran hace el homenaje a su disidencia
con extraña heterodoxia y voz engolada de Radio3. Nos lo vende con
guiños de Orihuela y C Tangana sin descuidar encuadres y etalonajes.
Por el documental aparecen las puertas de Amalia Avia con rótulos a
lo Celtiberia Show de Carandell. A veces le sale un costumbrismo de
vanguardia a lo Siminiani y otras un coñazo poético a lo Albert
Serra. “El niño de Elche” tiene la sensibilidad incómoda de las
inquietudes honestas. No sabe qué hacer para que el dinero no le
pudra el discurso y pasar del fanzine y el cortometraje de Ateneo.
Tangana lo dice claro y Fran le tantea los márgenes al Reina Sofía
con la excusa de Val del Omar y sus comuniones andaluzas. Se presta a
las entrevistas de Juan March porque los ácratas hacen lo que les da
la gana. Los festivales no programan a lumbreras y prefieren a Los
Chichos que andan en plan despedida como si fueran los Scorpions.
Contreras se cuenta, se fabrica el mito de virgen y buen chaval hasta
que a los treinta se pone botellona y saca los libros del whisky para
ordenarlos en la estantería de la psicodelia. Con la introspección
del tripi y la lectura desmitifica su paisaje y su paisanaje, pero ya
es "El Niño de Elche". Y ahora qué. La música está llena de niños
que no maman y lloran todo lo que pueden. La música en un juego de
niños. Es el Cantajuegos del arte con que se entretienen los que no
leen a Proust porque eso no luce en el Facebook. El niño Migué, El
niño Josele, el de la hipoteca y el pegamento. Aquí se le llama
niño a cualquiera por un compadreo de barra. Decimos niño para
omitir la letanía del padre que, por acción u omisión, se profesa. Francisco le hace el homenaje a las
cortinas, al rulo y a la botella de 103. Lustra la foto de la
comunión y la escopeta con bigotazo que es su padre. Se fabrica la
marca desplumando perdices. Estruja lágrimas de moco en las gafas de
su madre. Contreras tiene apellidos de chiste y un universo de
ternura que me resulta cercano. Por ahí sale Ramón Andrés en un
claustro con su presencia de cura rojo. Paco evoca a Angélica
Liddell cuando gruñe los cantes y se pone quejica y algo místico.
Elche tiene la pose del sin pose. Aún no sabe como parecerse a sí
mismo. Aún se toma en serio y le canta improvisaciones delicadas a
su mama que le llora muy bien en primer plano. La madre de Paco es la
madre de barrio, ese Moranco disfrazado con brazos de Michelín y
mirada de divorcio. Parece la vecina de Agnes Varda. La fotocopia
lumpen de “Caras y lugares”. El careto resignado del fracaso
que solivianta el hijo cuando la peluquera pregunta si ese es tu
niño. Esa mujerona sensible con cara de garbanzo y olla recién
fregada se pone la mejor bata para el sácamebien de la película.
Paco improvisa las escenas porque está muy ensayado. Sabe que las
costuras lucen como una lencería para progres. Se dibuja con pechos
de señora a lo Virgina Bersabé y se magrea las gorduras porque
piensa en un premio de algo que tienen en Cannes. Aquí está Elche y lo que se
espera de él. A veces se pone Rulfo y saca planos de chumbera y San
Pedro en escenas de arena que sufre. A veces deslustra las hortensias
como pausas de vídeo VHS, como si Adán Aliaga sacase el amarillo
lisérgico de "La casa de mi abuela", como si su cante saliera de paseo
por Moratalaz. A veces se le nota el esfuerzo como el niño que
imposta las gracietas. "El Niño de Elche" no sabe que sin fallo no se
acierta. No sabe que debería llamarse "El Niño de Leche", más
poético y apropiado para su cuerpo de Winnie the pooh. Al final, don
Leches se pone Buñuel y saca una procesión en pelotas con una
imagen tapada. Quiere darse un escarnio y se le nota. No importa. Que
no deje de leer y seguirán las sutilezas que le hacen brillante. Las Voces del Extremo le procuran vientos diferentes. Winnie, el niño de
Leche, tiene cara de escucha y eso le salva.
lunes, 18 de marzo de 2024
EL NIÑO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario